· 

TODO ESO QUE NOS MUEVE

Me cuesta mucho mostrarme, hacerme valer, aceptar halagos, creer en mí misma y acabar las cosas. En mi vida se repite mucho que nunca consigo acabar nada.

 

Tengo ganas de superarlo, de tener éxito en lo que haga.

 

Quiero ver por qué hay ese miedo a mostrarme y a tener éxito. Quiero dejar de tener miedo. Confiar en mí misma. Montar mi primer taller. Atreverme a más.

 

En la constelación me he visto a mí misma quieta, mirando a ese éxito que quiero darme la espalda, y cómo espero que este éxito me mire y se acerque.

 

Dependo mucho de lo externo para que me mueva porque siento que no hay nada dentro de mí que lo haga.

Aparecen ganas de explotar, mucha rabia. Una emoción que siento más mía que la confianza que me acompaña y en la que quiero apoyar todo mi peso.

 

La rabia me hace moverme y quiero que se vaya, que me deje. La veo queriendo que reaccione. Así que le digo “Te veo, gracias por cuidarme”.

 

Me doy cuenta que no me permito estallar ni sacar la rabia nunca. No puedo gritar.

 

El miedo se coloca a mi lado y siento mucha rabia contra mí misma.

 

Me comprometo a sentir la rabia de vez en cuando, a conectar con ella más a menudo.

 

Cada vez que yo reconocía algo, el éxito tenía más ganas de mirarme.

 

He arropado a mi yo pequeña, que es lo que necesitaba, y he visto como todos se acercaban a mí.

 

He conseguido estar cómoda con todas mis partes (la rabia, el miedo), y me gusta ir con ellas.

 

Miro al éxito y le digo: vendré con el miedo, vendré con la confianza, vendré con la rabia, vendré con la autoexigencia. Ahora te veo.

 

Y el éxito también me ve.

 

 

Me acerco a él, poco a poco, junto a todas mis partes, necesitando de cada una de ellas. Y el éxito me mira y se acerca a mí.