Las constelaciones familiares me brindan la oportunidad de acompañar a personas. Una de mis valientes clientas se abre ante mí, compartiendo con sinceridad las dificultades que enfrenta en su vida de pareja, plagada de celos y conflictos que amenazan su estabilidad emocional. Con palabras cargadas de sinceridad y vulnerabilidad, esta valiente mujer me revela las luchas internas que la atormentan, describiendo con detalle las complicaciones que enfrenta en su relación de pareja. Entre susurros entrecortados y lágrimas contenidas, me guía a través de los laberintos de su corazón, revelando capas ocultas de dolor, celos y desconfianza que amenazan con romper los frágiles lazos que la unen a su pareja.
Con profundo respeto y empatía, inicio la constelación, elijo un representante para ella y otro para su pareja, pero desde el primer momento percibo la tensión palpable en el aire. Su semblante refleja un torbellino de emociones: ira, dolor, frustración. Se miran en la distancia. Es entonces cuando decido explorar las profundidades de su pasado, en busca de las raíces de su malestar presente.
Descubrimos juntos una herida aún abierta: un amor del pasado que traicionó su confianza y dejó cicatrices difíciles de sanar. Elijo a un representante para este antiguo novio en la constelación, la rabia y el resentimiento emergen con fuerza, como si el dolor del engaño se materializara una vez más ante sus ojos. La clienta, con el corazón en la mano, se atreve a enfrentar esos recuerdos dolorosos y a liberar las emociones que durante tanto tiempo la han atormentado.
Le ofrezco el espacio para expresar su verdad, para confrontar sus miedos y para decidir, finalmente, cerrar ese capítulo doloroso de su vida. Con voz temblorosa pero firme, acepta el desafío de soltar el pasado y abrazar un futuro más ligero y pleno de posibilidades. Juntas, pronunciamos palabras de gratitud y cierre hacia lo que fue, marcando así el comienzo de un nuevo camino hacia la sanación y el crecimiento personal.
Y entonces, en un momento de profunda revelación, la mirada de la clienta se posa sobre su pareja actual con una nueva claridad. Por primera vez, lo ve con ojos despejados, libres de los velos del pasado. Lentamente, como si el peso de sus cargas se disolviera en el aire, se acercan el uno al otro, encontrándose en un abrazo que trasciende las palabras y simboliza la renovación de su vínculo. En ese gesto simple y poderoso, encuentran la promesa de un futuro compartido, lleno de amor, comprensión y renovada esperanza.
Carme Tuset
Fundadora y directora del centro Espacio Sistémico y Humanista. Licenciada en Psicología, formada en pedagogía sistémica, terapia Gestalt, chamanismo y Constelaciones Familiares directamente con Bert Hellinger.
Con más de 35 años de experiencia.