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AUTOESTIMA O EGO

En el camino hacia el autoconocimiento y el crecimiento personal, es crucial comprender la diferencia entre el ego y la autoestima. A menudo, estos términos se utilizan indistintamente, pero representan conceptos distintos que influyen de manera significativa en nuestra percepción de nosotros mismos y en nuestras interacciones con el mundo que nos rodea.

 

El ego se refiere a la parte de nuestra identidad que está vinculada a la autoimagen y a la forma en que nos vemos a nosotros mismos en relación con los demás. Es esa voz interna que nos dice que somos especiales, únicos o superiores a los demás. El ego tiende a buscar validación externa y a compararse con los demás para reforzar su sentido de identidad.

 

El ego puede manifestarse de diversas formas, como la arrogancia, la vanidad o la necesidad constante de atención y reconocimiento. Cuando el ego está desequilibrado, puede conducir a comportamientos egocéntricos, competitivos o incluso destructivos.

 

Por otro lado, la autoestima se refiere a la valoración y el aprecio que tenemos hacia nosotros mismos, independientemente de la aprobación externa o de las comparaciones con los demás. La autoestima saludable se basa en un sentido de valía intrínseca y en la aceptación de nuestras fortalezas y debilidades.

 

La autoestima implica reconocer y aceptar nuestras imperfecciones y aprender a amarnos a nosotros mismos incondicionalmente. Se trata de confiar en nuestras habilidades y creer en nuestro propio valor como seres humanos. La autoestima nos brinda una base sólida desde la cual podemos enfrentar los desafíos y perseguir nuestros objetivos con confianza y determinación.

 

La diferencia fundamental entre el ego y la autoestima radica en su enfoque y origen. Mientras que el ego se basa en la comparación y la validación externa, la autoestima se construye desde adentro, arraigada en una profunda aceptación y amor propio.

 

Es importante reconocer que todos tenemos un ego y que es una parte natural de nuestra psique. Sin embargo, el desafío radica en mantener nuestro ego en equilibrio y no permitir que domine nuestra percepción de nosotros mismos y de los demás.

 

Cultivar una autoestima saludable es un proceso continuo que requiere autoconocimiento, autocompasión y prácticas de autocuidado. Algunas formas de fortalecer la autoestima incluyen:

 

1. Practicar la gratitud y el autocuidado.

2. Desafiar pensamientos negativos y autocríticos.

3. Establecer límites saludables en las relaciones.

4. Aceptar nuestras imperfecciones y aprender de los errores.

5. Fomentar relaciones positivas y de apoyo.

 

 

Al comprender la diferencia entre ambos y cultivar una autoestima saludable, podemos vivir de manera más auténtica y plena, honrando nuestra valía intrínseca y nuestro potencial único como seres humanos.

 

 

 

Carme Tuset

Fundadora y directora del centro Espacio Sistémico y Humanista. Licenciada en Psicología, formada en pedagogía sistémica, terapia Gestalt, chamanismo y Constelaciones Familiares directamente con Bert Hellinger.

 

 

Con más de 35 años de experiencia.