En esta ocasión, llega una mujer con la sensación de que no está completamente presente en su familia actual. Me cuenta que, a pesar de estar con su pareja y sus hijos, en muchos momentos se siente ausente, como si una parte de ella estuviera en otro lugar. No comprende del todo por qué ocurre esto, así que decidimos constelar para explorar qué está pasando.
Comenzamos colocando a sus padres en el campo. Desde el principio, noto que el orden no está claro. Algo en la configuración no encaja. Luego, incluyo a su hermana menor, y ahí se ve claramente un desorden: su hermana se posiciona detrás de ella, a pesar de que la consultante es la mayor.
Ella empieza a moverse dentro de la constelación, buscando un lugar donde sentirse mejor. Sin embargo, ninguno parece adecuado. Finalmente, se coloca detrás de su hermana, y en ese instante, su hermana le tiende el brazo. En ese gesto hay algo familiar. Le pregunto qué siente, y reconoce que no es la primera vez que su hermana ha querido que ella ocupe el lugar de su madre. De hecho, en varias ocasiones, su hermana se lo ha expresado con reproches.
Este momento es clave. Le señalo que, posiblemente, su madre no ha ocupado completamente su lugar, y que ella, sin darse cuenta, ha intentado llenar ese vacío.
La invito a respirar y decirle a su hermana:
“Yo soy tu hermana mayor, no tu madre. Nunca podré darte lo que mamá no te pudo dar.”
Pronuncia estas palabras, su expresión cambia. Pero se las hago repetir. Algo dentro de ella se ordena. Su postura se endereza, su rostro se suaviza. Es como si una carga invisible se hubiera disipado.
Le pregunto cómo se siente. Me dice que ahora entiende por qué muchas veces su atención estaba atrapada en el desorden de su familia de origen y que eso la alejaba de su familia presente. Ahora, con esta nueva conciencia, puede ocupar mejor su sitio, enraizarse en su propia vida y estar verdaderamente disponible para quienes la rodean.